Cierta noche, Drácula Despertó Y al abrir la tapa
de su ataúd se dio cuenta de que una de las bisagras rechinaba. Y aunque fuera vampiro, antes que nada era un conde y
no podía permitirse una situación tan corriente y molesta. De
ahí que con un tremendo grito llamó a su sirviente:
--¡igooor! ¡Pásame un Desarmador!
Obediente, Igor corrió lo más rápido que se lo permitían sus
cortas piernas, su abultada barriga y su pesada joroba. Corrió
y corrió y le entregó en la mano el desarmador a su amo.
sin embargo, al verlo, De inmediato Drácula lanzó
un grito de dolor y aventó el desarmador a lo lejos:
--baboso, ¡el De cruz no!
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