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10 cosas que quizá no sabía del cine de Corea del Norte


El ex dirigente Kim Jong-Il era un apasionado del cine. Llegó a secuestrar a un director surcoreano para mejorar la industria cinematográfica de su país.

Corea del Norte es uno de los villanos favoritos de las películas de Hollywood. Lo que pocos saben es que en el hermético país liderado por Kim Jong-un, los papeles se invierten y son los estadounidenses los villanos del cine.

El país, que vive en gran medida de espaldas al mundo, tiene su propia industria cinematográfica. En su cine las mujeres son más fuertes que los hombres y la ropa siempre se abrocha hasta el último botón.

Estos son algunos de los secretos de una industria desconocida para Occidente, que sirve a la vez de entretenimiento y de máquina propagandística.

1. El surcoreano secuestrado para producir grandes éxitos

Kim Jong-il, el padre del actual líder, fallecido en 2011, era un gran amante del cine y se aseguró de que la industria local fuese provista de abundantes fondos durante las décadas de 1970 y 1980.

Cuando llegó al poder mostró su descontento con la calidad de las películas producidas por sus compatriotas.

Ordenó el secuestro del director surcoreano Shin Sang-ok en 1978 y lo obligó a producir películas de acuerdo con las normas de su gobierno.

La exmujer de Shin, la actriz Choi Eun-hee, también fue secuestrada.

La experiencia de Shin en el cine internacional permitió al cine norcoreano convertirse en una industria con más capacidad de entretener.

"Shin fue capaz de utilizar viejas fórmulas de la propaganda norcoreana y convertirlas en grandes películas", comenta el autor del libro "Una historia del cine norcoreano", Johannes Schonherr.

Los éxitos de Shin incluyen títulos como "Fuera de Control", una película de acción que termina con la explosión de un tren, y "Pulgasari", inspirada en la japonesa Godzilla.

Shin y Choi lograron escapar de su cautiverio cinematográfico durante un viaje de negocios a Viena en 1986.

"Pulgasari" acababa de ser terminada en aquel momento y Kim Jong-il decidió dar la autoría de la película al codirector, dice Schonherr.

Shin continuó su carrera como director en Estados Unidos y Corea del Sur hasta su muerte en 2006.

2. Los peores actores, estadounidenses

La mayoría de los actores norcoreanos aprendieron su oficio en la Universidad de Cine y Artes dramáticas de Pyongyang.

Pero, como herramienta de la propaganda, el cine también requería rostros extranjeros, especialmente estadounidenses, para encarnar a los villanos.


El actor Charles Jenkins es uno de los que encarnaron a villanos forasteros.

"Cuando Corea del Norte necesitaba extranjeros para aparecer en una película lo que hacía era preguntar a los expatriados. Cualquiera les servía: estudiantes, entrenadores deportivos… que normalmente aceptaban. La mayoría eran pésimos actores", dice Schonherr en su libro.

Los más reputados actores estadounidenses en Corea del Norte fueron Charles Jenkins, Larry Abshier, Jerry Parish y James Dresnock.

Los cuatro encarnaron a abyectos capitalistas en una serie de películas propagandísticas llamada "Héroes sin nombre" (1978).

Charles Jenkins declaró una vez fuera del país que había sido obligado a actuar y que ir a Corea del Norte fue "lo más estúpido" que había hecho.

Se cree que James Dresnok está aún en el país y es famoso entre los norcoreanos. Ellos le conocen como Arthur, por el protagonista de una de sus películas más conocidas.

3. Cine en el lugar de trabajo

El cine es una opción popular en Corea del Norte por las escasas alternativas que existen para el entretenimiento.

"Ver una película es, o al menos solía ser, uno de los pasatiempos favoritos de los norcoreanos", dice Schonherr.

Incluso los desertores que el autor entrevistó para su libro tenían recuerdos agradables de ir al cine entre 1980 y 1990. "Era un lugar para estar con los amigos", comenta Schonherr.

Pero las películas norcoreanas no se muestran sólo en el cine sino también en fábricas, granjas y complejos militares, comenta Mark Morris, profesor de la Universidad de Cambridge especializado en estudios de Asia y Medio Oriente.

"No funciona como en Occidente, que uno compra el billete para la película que le apetece ver. Es más bien que uno va al cine a ver qué proyectan", prosigue Morris.

"A menudo, un comisario político está presente durante el pase. A la salida suele preguntar a los asistentes su parecer sobre la película y, por supuesto, la gente se cuida mucho de transmitir correctamente el mensaje político dentro del filme", explica Morris.

4. La importancia de honrar al gran líder...


En "La Chica de la Flor" se dibuja una Corea del Norte ocupada y oprimida por los japoneses.

Las películas norcoreanas tocan distintos géneros, pero todos comparten un mensaje único.

"Todo en el cine norcoreano se centra, a fin de cuentas, en promover a Kim Jong-un, Kim Jong-il o el partido", dice Simon Flower, crítico de cine y autor de un blog de películas norcoreanas.

"En las inspiradas en la era pre Kim la vida se muestra mucho más dura que con la dinastía que actualmente gobierna el país", dice Flower.

Por ejemplo en "La chica de la flor" se dibuja una Corea del Norte ocupada por los japoneses. Sus protagonistas sufren la opresión de sus patrones, respaldados por el poder de Japón.

Las cosas sólo cambian cuando la Armada Revolucionaria Coreana viene a derrocar a los patrones y los oprimidos son liberados por la armada de Kim Il-sung, abuelo del actual líder.

Entre los grandes enemigos, sobre todo Japón y Estados Unidos, no aparecen los surcoreanos.

"A pesar de las tensiones políticas entre Seúl y Pyongyang los norcoreanos no son incluidos en el saco de los villanos", explica Schonherr.

5. ...pero sin mostrarle en escena


El primer líder de Corea del Norte, Kim Il-sung es ensalzado en los filmes producidos en el país.

Aunque la mayoría de las películas ponen énfasis en la importancia de Kim Il-sung y Kim Jong-il, es infrecuente verles encarnados en las películas.

Su presencia en pantalla suele ser indirecta.

"Por ejemplo, en una película de guerra alguien responde una llamada de Kim Il-sung. Eso sí, sólo después de haberse atusado la vestimenta", comenta Morris.

6. El ejército también actúa

Los lazos de Corea del Norte con sus vecinos y su amarga historia con Japón, que colonizó el país entre 1910 y 1945, convierten a las películas de guerra en una parte importante de su estrategia propagandística.

"La ocupación japonesa es absolutamente crucial para el cine norcoreano", dice Morris.

Por eso el ejército norcoreano tiene un departamento especialmente dedicado a proveer de soldados a la industria del cine.

"No sólo proveen de jóvenes gratis sino también de equipamiento militar", continúa Morris.

7. Mujeres fuertes, hombres mediocres


La ocupación japonesa es un referente constante en el cine norcoreano.

Corea del Norte siempre ha sido liderada por hombres. Sin embargo su propaganda tiende a retratar a mujeres fuertes y hombres más bien débiles. Las mujeres son atletas, espías, soldados…

Las películas muestran a caracteres estoicos que se sacrifican por sus líderes, dice Schonherr.

Los mejores hombres aparecen en las películas militares pero la mayoría son mostrados como débiles y mediocres, sobre todo en las películas más recientes. "Normalmente las mujeres han de enseñarles cómo ser buenos seguidores de su líder", continúa Schonherr.

Para Morris, esto tiene que ver con el guión propagandístico de Pyongyang en que "las únicas figuras masculinas poderosas son las de la familia Kim. No quieren rivales".

"De todos modos, las mujeres suelen terminar teniendo que casarse, pues sus vidas no se consideran completas hasta que se casan", dice Morris.

8. Mr. Bean en Corea del Norte



Las pocas películas extranjeras que se ven en Corea del Norte son pasadas en el Festival Bianual de Cine Internacional

Mientras que los medios de comunicación e internet son controlados de manera férrea, pocas películas extranjeras logran llegar al público norcoreano.

Esto sucede cada dos años en el Festival Internacional de Pyongyang.

Entre las que sí han pasado el duro filtro de la censura norcoreana están las británicas "Mr. Bean" y "Elisabeth: la edad de oro". Los expertos creen que Evita es el único filme estadounidense que se ha visto en cines norcoreanos.

Fuera del festival es extraño que los cines norcoreanos ofrezcan películas extranjeras.

"Quiero ser como Beckham" pareció especialmente apta para los gustos del país. El filme se convirtió en 2010 en el primer filme occidental en ser mostrado en la televisión norcoreana como parte de los esfuerzos de Reino Unido para establecer lazos con Pyongyang.

9. Prohibidas las bicicletas

Algunos directores extranjeros han logrado permiso para rodar en Corea del Norte.


Los encuadres de la familia Kim han de ser siempre de cuerpo entero.

Cuando los cineastas Lynn Lee y James Leong fueron al país a rodar su película tuvieron que aceptar pasar por la censura.

De su experiencia sacaron algunas conclusiones sobre el criterio de los censores.

Como fueron acompañados por funcionarios del gobierno durante todo el rodaje, cualquier tema controversial ya había sido excluido del guión previamente.

Aún así, algunas exigencias les sorprendieron. "A los censores no les gustaron las tomas de gente en bicicletas o con los botones de la camisa desabrochados", comentó Lee.

"Creo que querían que la ciudad y las personas aparecieran ordenadas y serias y no informales".

10. El encuadre adecuado de los Kim

Otro de los problemas de Lee fue cómo encuadrar las imágenes de Kim Il-sung y Kim Jong-il.

"Los censores no aceptaron las tomas en las que las piernas o los brazos de los líderes estaban cortados", comenta Lee. Tenían que ser encuadrados de cuerpo entero.

"Esto presentó más problemas de los que creíamos inicialmente porque esos dos líderes están representados por todas partes y en algunas tomas estaban en segundo o tercer plano y yo ni me había dado cuenta", dice Lee.


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