(cOsAsDiveRTIdAs:239319) * La parte tóxica de los alimentos

* La parte tóxica de los alimentos
Judías blancas y rojas mal cocinadas
Conviene cocinar muy bien estos alimentos (a 100º para que llegue a ebullición y habiéndolas dejado en remojo varias horas) porque de lo contrario mantienen un compuesto tóxico –las fitohemaglutininas– que pueden dar lugar a molestias estomacales serias. Y si prefieres tomarlas en puré, mejor que lo elabores en casa y así te aseguras de que se han cocido el tiempo adecuado (algo que no se puede controlar con los elaborados industrialmente).
Semillas de manzana
Contienen amigdalina, un compuesto de cianuro y glucosa. Por suerte, la cantidad es pequeña (0,6 mg tan solo por cada semilla, cuando son necesarios entre 50 y 90 mg para que resulte letal) y serían necesarias tomar muchas manzanas (con todas sus semillas) para que el efecto fuera tóxico. Además, la última capa que la envuelve es celulosa, que nuestro sistema digestivo no asimila, por lo que esa simiente se expulsa entera. De todas formas, mejor no ingerirlas.
Huesos de cereza o de melocotón
La misma sustancia mencionada en el apartado de la manzana está presente en los huesos de estas otras frutas. A la amigdalina también se le conoce como vitamina B17 aunque en realidad no es una vitamina y algunos expertos aseguran que puede tener un cierto efecto terapéutico (usado de la manera adecuada) contra los tumores malignos.
Almendras amargas
Seguramente habrás comido alguna en un momento concreto y, por suerte, su amargor es tan intenso que la habrás expulsado enseguida. De nuevo el efecto indeseable (del que avisa ese amargor) es debido a la amigdalina, aunque en esta ocasión también entra en juego otra sustancia tóxica, la emulsina. Según algunos entendidos, bastan 20 almendras amargas para que las consecuencias en un adulto sean fatales (en los niños la cantidad letal es la mitad).
Patatas verdes
Solanina. Así se llama la sustancia presente en los brotes de la patata que ella misma fabrica para defenderse de hongos e insectos y que, en cantidades altas, puede intoxicarnos. Cuando se comercializa la patata se controla que los niveles de solanina presentes no sean excesivos, pero por precaución si te encuentras alguna que tenga una parte verde o con brotes, asegúrate de eliminar bien esas zonas (es donde se concentra más solanina). Y no la consumas fuera de casa si mantiene su piel (ya cocinada) pero tiene un tono verdoso.
Boniato (batata)
Nunca debe consumirse crudo porque es muy tóxico y puede dar lugar a delirios y convulsiones, ya que afecta al Sistema Nervioso Central. Hay que hervirlo bien para destruir el causante de todos esos síntomas, la dioscorina.
El tomate
El tomate verde y también las hojas de la planta guardan en su interior tomatidina, que provoca alteraciones en el organismo humano, pese a que algunos estudios le atribuyen propiedades terapéuticas contra el colesterol y ciertos tumores. De todas maneras, ésa es la razón por la que hay que consumir los tomates cuando ya están maduros (no verdes) y nunca sus hojas.
Nuez moscada
Esta semilla, que se sigue usando para dar un toque picante a algunos guisos, resulta tóxica si se utiliza en exceso ya que contiene miristicina. En algunas personas (sobre todo en niños) puede dar lugar a convulsiones. Si se sospechara de esta intoxicación habría que provocar el vómito con rapidez y acudir al médico para que realice un lavado gástrico.
Las setas (también las comestibles)
Son un disfrute gastronómico en muchísimas preparaciones culinarias pero algunas personas notan malestar al tomarlas y no les falta razón. Ciertas setas comestibles también contienen sustancias potencialmente tóxicas (al igual que las no comestibles), como la hidrazina. Por suerte, al cocinarlas durante el tiempo necesario desaparece la mayor parte de ese compuesto tóxico. Eso sí, no utilices el agua de cocción.
 
        
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  
 
 

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