(cOsAsDiveRTIdAs:237684) Cristina, la pecadora (politica)


Cristina, la pecadora

Cristina Fernández, quien en los momentos complejos desaparece, no ha cambiado su fórmula y se marchó a Cuba tres días antes que empiece una cumbre de demócratas en el pináculo de la dictadura. (Foto AFP/NA)

por JORGE HÉCTOR SANTOS
Twitter:@santosjorgeh

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). El rostro de preocupación del argentino, las conjeturas sobre qué pasará, la incertidumbre sobre la instrumentación  y repercusión de las medidas que se sabrán mañana, lunes 27/01/2004, anunciadas por Jorge Capitanich y Axel Kicillof; sintetizan, en parte, las grandes angustias que el habitante de estas tierras deberá sufrir inexorablemente por largo tiempo, producto de más de una década en que Néstor, antes, y Cristina Kirchner, después, desperdiciaron, malgastaron en beneficio del conjunto, no de ellos.

Sin piedad se está presentando en sociedad parte de la gran crisis que la ahora etérea Presidente (antes omnipresente), dejará como herencia. Un mochila muy pesada que le está empezando a pesar y mucho a ella, a pesar de su irrefrenable deseo de endosársela a su sucesor.

Esa mochila parece contener una verdadera bomba de tiempo, la cual explotará irremediablemente.

No existe nada que haga enrarecer más el clima social que cuando el ciudadano siente que le flaquea el bolsillo.

Lo económico es lo único que al argentino le puede hacer tomar real conciencia del aciago gobierno que está en el poder hace más de diez años. Ni siquiera la enorme cantidad de muertes por inseguridad, ni las restricciones a su libertad, lo ha conseguido.

El inesperado aviso del viernes pasado, de la aplicación de un parche más, de los tantos que se le vienen colocando a la economía, a falta de un plan y de funcionarios competentes; que significa la continuidad del cepo (nuevamente dosificado) ha servido para dejar entre tinieblas la gran devaluación del peso llevada a cabo por un gobierno que había prometido no devaluar.

Nada es casualidad.

El equipo económico que puso la Presidente hace 2 meses ya perdió todo crédito. En ese lapso solo produjo marchas y contramarchas. Ahora, ante la hemorragia de reservas que sufre el Banco Central, salió imprevistamente a notificar que el cepo total que el gobierno estableció el 05/07/2012 será un cepo con gotero, con escasas filtraciones.

Los ministros que pretenden revertir un proceso, por el momento, irreversible son los mismos lacayos de Cristina que en diciembre pasado subieron el recargo de las compras de dólares del 20% al 35%; y que tan solo un mes después lo vuelven a bajar.

Dice el dicho que siempre "se necesita un roto para un descosido". Es cierto, aquí tiene un fiel ejemplo que lo muestra. Un gobierno que ha generado una inseguridad jurídica mayúscula, tiene los economistas a su imagen y semejanza.

Cristina Fernández, quien en los momentos complejos desaparece, no ha cambiado su fórmula y se marchó a Cuba tres días antes que empiece una cumbre de demócratas en el pináculo de la dictadura.

No haber operado sobre los desequilibrios de la economía 3 años atrás, para no asumir costos políticos, mantener el relato y poder ganar elecciones; llevó a introducir el cepo cambiario con el cual se esfumaron reservas (desde los US$52.600 millones de enero de 2011 a los US$29.000 millones de enero de 2013), se espiralizó una inflación que este año puede alcanzar niveles superiores al 35% y, ahora como frutilla del postre, introduce un muy posible parate económico.

Resulta ridícula la pregunta, pero igual vale hacérsela: ¿Se ataca con las medidas adoptadas las causas que generan la situación acuciante y la incertidumbre que se vive?. La respuesta es NO; solo se trata de parar la corrida cambiaria y la constante pérdida de reservas. Por lo tanto, el germen que produce la infección que carcome los ingresos de los asalariados sigue vivo.

Quien crea que ahora podrá comprar dólares, está viendo otra película. Nadie podrá comprar lo que el gobierno no tiene en cantidad suficiente; y los dólares  que dispone los necesita para atender demandas prioritarias.

El tema es que nadie en su sano juicio quiere pesos; ni siquiera la suba de la tasa de interés bancaria parece ser un atractivo; primero porque sigue siendo negativa, y luego porque el argentino no confía en nadie ni en nada. Todos buscan sumarse a los que tienen dólares atesorados en el colchón, en cajas de seguridad o en bancos del exterior.

Con lo cual la demanda del billete verde continuará y el cepo deberá contar con un dosificador tipo cerrojo. En consecuencia, la suba del blue se seguirá dando y la brecha con el oficial seguirá siendo alta.

En síntesis, el nuevo parche no habrá servido para nada.

Si el gobierno no está dispuesto a reconocer la inflación y no elabora un plan para frenarla (cosa bastante difícil porque implica bajar el gasto público y la emisión monetaria) seguirá encerrado en un callejón sin salida. La devaluación llevada a cabo en dos meses, del 32%, se verá devorada.

A todo esto habrá que sumarle que la depreciación de la moneda generará un importante aumento de precios, lo cual llevará la inflación a niveles aún superiores a los actuales. Los reclamos de incrementos salariales serán muy altos, la conflictividad social aumentará y recargará la suba de precios.

Es muy difícil comprender cómo se puede haber administrado el Estado tan mal, para caer en una nueva crisis, cuando a los Kirchner les tocó gobernar en el mejor de los mundos.

El llamado viento de cola sopló tan fuerte que el gobierno empezó su mandato con una soja a US$ 170 la tonelada y al poco tiempo trepaba a US$ 500. El campo en 2003 produjo 71 millones de toneladas de granos, y en el pasado año, 102 millones.

Tan solo las retenciones a la soja, en la década K, sumaron US$ 60.000 millones, más del doble de las reservas que acumula actualmente  el Banco Central.

La demanda y por consiguiente la exportación de autos a Brasil alcanzó niveles récords.

Sin embargo, los desaciertos fueron tan grandes que, por ejemplo:

Argentina pasó de ser el 3er. exportador mundial de carne, a ocupar el puesto N° 11, luego de Nicaragua.

Las exportaciones de trigo fueron las peores en los últimos 100 años.

Del autoabastecimiento energético, el país pasó a importar  US$ 1.000 mensuales. Cuando el superávit en gas, petróleo y energía alcanzaba hasta hace pocos años atrás US$ 4.700 millones.

Las exportaciones nacionales fueron una de las que menos crecieron en la última década en Latinoamérica.

La herencia K no solo será económica; por eso esta marcha hacia una nueva caída no tiene nada ver con crisis anteriores, esta es más compleja y de solución dilatada en el tiempo.

Entre otros ítems la pesada mochila contempla:

La cantidad de pobres alcanza al 30% de la población.

El empleo precario alcanza a 4 millones de personas.

Más de 8 millones de trabajadores perciben sueldos menores a $ 4.000 mensuales.

Las villas se multiplicaron en cantidad y en habitantes.

La inseguridad pasó a ser un problema tan común, que ya no asombran la cantidad de muertes diarias.

El narcotráfico llegó para quedarse. Argentina se convirtió en el primer consumidor de cocaína de Latinoamérica y  en el tercer exportador mundial, la que ingresa sin problemas por la frontera norte.

La inseguridad jurídica desalienta inversiones.

La presión tributaria está en niveles nunca alcanzados.

La corrupción y la impunidad va del brazo y caminan juntas por las calles.

Casi el 40% de la población carece de obra social o de medicina prepaga.

Unos 4.4 millones de argentinos redujo en 2013 la cantidad de alimentos que ingería.

Desde el balcón interno de la Casa de Gobierno, luego de su discurso después de 39 días sin hablar, dirigiéndose a los empleados públicos que la aplauden, Cristina pronunció, entre otras, una frase que la califica, al decir:

"Pecadores no son los que creen, sino los que mienten".

Ella, y su séquito de serviles a lo largo de sus años en la Rosada, ha venido mintiendo. Dueña de un relato alejado de la triste realidad que encierra su mochila, Cristina Fernández se declaró "pecadora".

Sus pecados, los pagará, una vez más, el pueblo de una nación que se encuentra en terapia intensiva, con pronóstico reservado.
 
 
 




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