(cOsAsDiveRTIdAs:154973) * Horóscopo de cristal
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miércoles, 30 de junio de 2010
* Horóscopo de cristal
Una a una las cartas se dieron vuelta sobre el tapete. La gitana descubrió la última, el resto de mi vida en unas pocas figuras. Literalmente, las cartas estaban sobre la mesa.
La adivina paulatinamente había cambiado su aspecto, de mostrar una seriedad distante y fría, su persona comenzaba a destellar una encantadora vitalidad, a la vez que el aire del ambiente se colmaba de una cálida confianza.
Me miró fijamente a los ojos y me dijo mi suerte.
Las paredes lucían gastados empapelados floridos que en varios lugares se habían comenzado a despegar. En todos los rincones del techo las telarañas formaban parte del decorado. La simpleza del mobiliario era tosca y de muy mal gusto. Una mesa redonda cubierta con un terciopelo, que en algún momento había sido de color rojo, completaban la escena.
Me miró fijamente a los ojos y me dijo mi suerte.
Las paredes lucían gastados empapelados floridos que en varios lugares se habían comenzado a despegar. En todos los rincones del techo las telarañas formaban parte del decorado. La simpleza del mobiliario era tosca y de muy mal gusto. Una mesa redonda cubierta con un terciopelo, que en algún momento había sido de color rojo, completaban la escena.
Una noche de invierno me encontré caminando por un barrio al que apenas conocía. (Casualidad o causalidad).
Las casas de aquel lugar, a medida que mis pasos recorrían esas sombrías calles, parecían que se hubieran detenido en el tiempo. Todas eran bajas, como sacadas de alguna película de los años cincuenta. Cada tanto se asomaba un baldío.
Las casas de aquel lugar, a medida que mis pasos recorrían esas sombrías calles, parecían que se hubieran detenido en el tiempo. Todas eran bajas, como sacadas de alguna película de los años cincuenta. Cada tanto se asomaba un baldío.
Un cartel en un poste de luz hizo que mi recorrido terminara en ese lugar, frente a una gitana.
Ella era simplemente hermosa. Sus ojos negros me hicieron pensar que la canción "Cara de gitana" la habían escrito pensando exclusivamente en ella. Sus pestañas melodiosas, cada tanto me abanicaban. Sus dientes perfectos, sólo sonrieron cuando dio vuelta la última carta.
Ella era simplemente hermosa. Sus ojos negros me hicieron pensar que la canción "Cara de gitana" la habían escrito pensando exclusivamente en ella. Sus pestañas melodiosas, cada tanto me abanicaban. Sus dientes perfectos, sólo sonrieron cuando dio vuelta la última carta.
Fue entonces que ella me dijo:
"Tu destino soy yo, soy la muerte. Sólo quería conocerte, quedate tranquilo, que ni siquiera yo, se cuando nos volveremos a ver".
Hizo una pausa y luego pronunció:
"Tu destino es el siguiente".
Se paró, dio tres pasos hacia donde estaba sentado y me besó como nunca me habían besado hasta ese momento.
Pasaron muchos años. De lejos veo venir esos ojos negros. Sólo espero poder decirle, antes que me vuelva a besar, que desde el momento en que la conocí, nunca fui tan feliz.
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