(cOsAsDiveRTIdAs:203178) * Hercules, Heracles
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martes, 28 de febrero de 2012* Hercules, Heracles

Anfitrión era hijo de Electrión; éste, de Perseo rey de Micenas. Fue el abuelo a castigar los desafueros de los Tafios, y al ir dejó al nieto con esta consigna: Rige bien y cuando yo vuelva te caso con mi hija. Al regresar los casó, pero no contento con sus procederes, los expulsó de la tierra. Anfitrión con su esposa emigró a Tebas. Llegó a ver al rey Creón que le dio a Perimedes para su hermano Licimnio.
Alcmena no queda tener trato con su marido hasta no ver vengada la muerte de sus ocho hermanos que en su tierra habían sido muertos.
Creón proporcionó un ejército a Anfitrión para que fuera a vengarlos. Entre tanto, Zeus, enamorado de Alcmena, tomó el aspecto de su marido y vino a ella. Yació con ella tres noches o como dicen otros, una noche que valió por tres. Dicen que Hermes detuvo a marcha de las horas y el día se hizo tan largo que pudo contarse por tres.
Cuando regresó Anfitrión visitó a su mujer y ella le dijo que había sido demasiado largo en sus trabajos maritales, El no se daba cuenta. Pero intrigado fue a consultar a Tiresias, que le declaró la verdad. Ya nunca quiso tocar a Alcmena, temeroso de la venganza de Zeus.
Pasados los nueve meses, Zeus en el Olimpo hizo gala de que iba a tener un hijo. Dijo que le pondría por nombre "Gloria de Hera": Heracles. Ella no hizo gran estruendo, pero procuró frustrar el intento de su marido. Al fin nace Heracles y una noche más tarde, su hermano Ificles. El primero era hijo de Zeus, y el segundo de Anfitrión.
La fiesta del nacimiento de Heracles se celebraba el 4 de cada mes
Alcmena, al nacer Heracles lo dejó abandonado en un campo cercano a las murallas de Tebas. Atena, por consejo de Zeus, fue a recogerlo. Lo llevó a Hera y le dijo: Mira qué lindo niño y qué robusto. Dale de mamar, tú que tienes leche. La diosa le dio al chico el pecho y le dio él tal apretón que gritó de dolor. La leche fue tanta que se derramó por el cielo y dio origen a la Vía Láctea.
Se espantó Hera y dijo que era un niño monstruoso. Ya con esto él quedaba hecho inmortal. Lo llevó Atena a su madre Alcmena y le dijo que cuidaran mucho de él.
Cuando Heracles tenía siete meses, o un año, según otros, la madre bañó y arregló a sus dos niños y los dejó dormidos. A medianoche dos serpientes vinieron a la casa de Anfitrión a matar a Heracles. Eran enormes y tenían escamas azules. Habían sido enviadas por Hera. Iban por el piso derramando llamas de sus ojos.
Despertaron los dos niños y quedaron llenos de terror al verlas. Ificles se envolvió en sus mantas y por miedo cayó al suelo. La madre oyó los gritos del niño y despertó a su marido. Corrió él con una gran daga. Pero al llegar a la cámara de los pequeños, vieron al riño Heracles aferrando a las serpientes por e1 cuello y ahogándolas con su esfuerzo.
Cuando las dos serpientes cayeron muertas a los pies de Anfitrión el niño soltó la carcajada. Levantaron sus padres a los niños y los arroparon bien. Al amanecer fue Alcmena a consultar a Tiresias, contando el prodigio. El adivino le dijo que su hijo iba a ser un gran héroe, lleno de gloria. Le mandó que hiciera una gran hoguera con plantas espinosas y en ella quemara a las serpientes, precisamente a la medianoche. Que por la mañana se recogieran las cenizas y se fueran a derramar a la roca en que la Esfinge habitaba y que de ahí regresara sin volver la cara. La casa tenía que purificarse con agua lustral y sal y azufre, y sobre las cornisas colocar ramas de olivo. Tenía que sacrificarse a Zeus un jabalí. Cumplió todos estos requisitos Alcmena.
Cuando fue capaz Heracles le enseñó Anfitrión a guiar una carroza y a no tocar los puntos de esquina, sino a ir directo a la meta. Cástor le enseñó el uso de las armas, a montar, a tener todos los movimientos de una buena estrategia.
Autólico, o Harpálico, le enseñaron el arte del pugilato. Dicen que eran hijos de Hermes. Eurito o el escita Teutaro, le enseñaron el arte del arco.
Resultó Heracles un arquero maravilloso que vencía a todos.
Eumolpo le enseñó a tocar la lira y cantar y el dios del río Ismeno le enseñó letras y saber de poesía.
Aunque no se dice quién le enseño astronomía y filosofía, es notorio, en la leyenda, que era perito en ambas.
Su estatura era de cuatro codos, o sea, dos metros bien cumplidos. Cuentan que sus ojos refulgían como llama y su mano era tan certera que nunca erraba el blanco. Comía una vez al día y andaba vestido con una túnica corta y rala. Pasaba la noche en general al aire libre. En sus conocimientos tenía la fácil manera de entender el vuelo y señal de las aves. Los buitres, según él, eran los más seguros en el presagio. De carácter amable, solamente hacía frente a los que lo atacaban. Había un famoso guardián de caminos que mataba a los viandantes. Heracles se enfrentó con él. Era este Termero. Heracles lo venció y lo mató.
Alcmena no queda tener trato con su marido hasta no ver vengada la muerte de sus ocho hermanos que en su tierra habían sido muertos.
Creón proporcionó un ejército a Anfitrión para que fuera a vengarlos. Entre tanto, Zeus, enamorado de Alcmena, tomó el aspecto de su marido y vino a ella. Yació con ella tres noches o como dicen otros, una noche que valió por tres. Dicen que Hermes detuvo a marcha de las horas y el día se hizo tan largo que pudo contarse por tres.
Cuando regresó Anfitrión visitó a su mujer y ella le dijo que había sido demasiado largo en sus trabajos maritales, El no se daba cuenta. Pero intrigado fue a consultar a Tiresias, que le declaró la verdad. Ya nunca quiso tocar a Alcmena, temeroso de la venganza de Zeus.
Pasados los nueve meses, Zeus en el Olimpo hizo gala de que iba a tener un hijo. Dijo que le pondría por nombre "Gloria de Hera": Heracles. Ella no hizo gran estruendo, pero procuró frustrar el intento de su marido. Al fin nace Heracles y una noche más tarde, su hermano Ificles. El primero era hijo de Zeus, y el segundo de Anfitrión.
La fiesta del nacimiento de Heracles se celebraba el 4 de cada mes
Alcmena, al nacer Heracles lo dejó abandonado en un campo cercano a las murallas de Tebas. Atena, por consejo de Zeus, fue a recogerlo. Lo llevó a Hera y le dijo: Mira qué lindo niño y qué robusto. Dale de mamar, tú que tienes leche. La diosa le dio al chico el pecho y le dio él tal apretón que gritó de dolor. La leche fue tanta que se derramó por el cielo y dio origen a la Vía Láctea.
Se espantó Hera y dijo que era un niño monstruoso. Ya con esto él quedaba hecho inmortal. Lo llevó Atena a su madre Alcmena y le dijo que cuidaran mucho de él.
Cuando Heracles tenía siete meses, o un año, según otros, la madre bañó y arregló a sus dos niños y los dejó dormidos. A medianoche dos serpientes vinieron a la casa de Anfitrión a matar a Heracles. Eran enormes y tenían escamas azules. Habían sido enviadas por Hera. Iban por el piso derramando llamas de sus ojos.
Despertaron los dos niños y quedaron llenos de terror al verlas. Ificles se envolvió en sus mantas y por miedo cayó al suelo. La madre oyó los gritos del niño y despertó a su marido. Corrió él con una gran daga. Pero al llegar a la cámara de los pequeños, vieron al riño Heracles aferrando a las serpientes por e1 cuello y ahogándolas con su esfuerzo.
Cuando las dos serpientes cayeron muertas a los pies de Anfitrión el niño soltó la carcajada. Levantaron sus padres a los niños y los arroparon bien. Al amanecer fue Alcmena a consultar a Tiresias, contando el prodigio. El adivino le dijo que su hijo iba a ser un gran héroe, lleno de gloria. Le mandó que hiciera una gran hoguera con plantas espinosas y en ella quemara a las serpientes, precisamente a la medianoche. Que por la mañana se recogieran las cenizas y se fueran a derramar a la roca en que la Esfinge habitaba y que de ahí regresara sin volver la cara. La casa tenía que purificarse con agua lustral y sal y azufre, y sobre las cornisas colocar ramas de olivo. Tenía que sacrificarse a Zeus un jabalí. Cumplió todos estos requisitos Alcmena.
Cuando fue capaz Heracles le enseñó Anfitrión a guiar una carroza y a no tocar los puntos de esquina, sino a ir directo a la meta. Cástor le enseñó el uso de las armas, a montar, a tener todos los movimientos de una buena estrategia.
Autólico, o Harpálico, le enseñaron el arte del pugilato. Dicen que eran hijos de Hermes. Eurito o el escita Teutaro, le enseñaron el arte del arco.
Resultó Heracles un arquero maravilloso que vencía a todos.
Eumolpo le enseñó a tocar la lira y cantar y el dios del río Ismeno le enseñó letras y saber de poesía.
Aunque no se dice quién le enseño astronomía y filosofía, es notorio, en la leyenda, que era perito en ambas.
Su estatura era de cuatro codos, o sea, dos metros bien cumplidos. Cuentan que sus ojos refulgían como llama y su mano era tan certera que nunca erraba el blanco. Comía una vez al día y andaba vestido con una túnica corta y rala. Pasaba la noche en general al aire libre. En sus conocimientos tenía la fácil manera de entender el vuelo y señal de las aves. Los buitres, según él, eran los más seguros en el presagio. De carácter amable, solamente hacía frente a los que lo atacaban. Había un famoso guardián de caminos que mataba a los viandantes. Heracles se enfrentó con él. Era este Termero. Heracles lo venció y lo mató.


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