(cOsAsDiveRTIdAs:218278) En el Dia del Maestro, recordemos a Roca
En el Día del Maestro, recordemos a Roca
http://opinion.infobae.com/claudia-peiro/2012/09/11/en-el-dia-del-maestro-recordemos-a-roca/
por Claudia Peiró
Septiembre 11, 2012
Podrá parecer extraño hablar hoy de Julio Argentino Roca, dos veces presidente de la Argentina (1880-1886 y 1898-1904), pero en tiempos en que un revisionismo anacrónico busca estigmatizar su figura y encasillarlo como un exterminador de indios, es justo recordar que a él le debemos la educación pública obligatoria y gratuita en el país. Durante su gestión se promulgó la Ley 1420 de Educación Común.
Contra lo que dice la liturgia del Día del Maestro –instituido en la fecha de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento-, el sistema educativo argentino les debe tanto o más a otros protagonistas de nuestra historia, como Nicolás Avellaneda y el citado Roca, sin desmerecer el aporte del sanjuanino.
En el año 2005, un eurodiputado socialista francés, Bernard Poignant, escribió un artículo titulado “Francia, amo tu historia”, en el cual se quejaba de la moda de revisar y enjuiciar el pasado con categorías del presente. “Es cansador arrepentirse y disculparse por cada etapa de la historia de Francia”, decía.
En nuestro país, un síntoma de esta fiebre iconoclasta es el intento de reducir el papel de Roca a la Campaña del Desierto para etiquetarlo como “genocida”.
Recordemos entonces hoy a Roca, el creador del Consejo Nacional de Educación, en 1881.
El que, como presidente, convocó en 1882 el Primer Congreso Pedagógico en nuestro país.
El que en 1884 promulgó la Ley 1420 de Educación Común, por la cual la escuela primaria se volvió obligatoria, gratuita y laica, de los
Esta norma dio marco a un impresionante desarrollo de nuestra educación –durante la presidencia de Roca se abrieron 600 escuelas-, pero también consolidó la identidad de los argentinos y favoreció la asimilación de los inmigrantes.
Fue también el impulsor y creador de la mayor cantidad de líneas férreas, logrando comunicar todo el país con el transporte de personas y carga.
Nada de esto desmerece a Sarmiento, ni a su obra. Pero hay un “detalle” que el arrebato antirroquista actual desdeña: las presidencias de Sarmiento y de Avellaneda –predecesores de Roca- se desarrollaron en el contexto de un irresuelto e histórico enfrentamiento entre Buenos Aires y el Interior, al que sólo pudo poner fin el jefe de la Campaña del Desierto. La federalización de Buenos Aires también fue obra de Roca.
Este la tuvo que imponer a sangre y fuego contra la resistencia porteña y mitrista. Lo respaldaron en esa lucha hombres como Carlos Pellegrini, Dardo Rocha, José Hernández, el autor del Martín Fierro, y su hermano Rafael, Carlos Guido y Spano, Lucio Mansilla, etcétera. Todos ellos fueron “roquistas”. Hasta un joven Hipólito Yrigoyen se alineó con Roca en aquel último episodio de la resistencia porteña.
Hasta la asunción de Roca como primer mandatario, en 1880, los presidentes argentinos eran tratados por los porteños como huéspedes, por no decir intrusos. A Sarmiento no cesaron de ponerle palos en la rueda; a Avellaneda intentaron humillarlo. Frente a la victoria de Roca en las elecciones presidenciales de 1880, el partido porteño optó por desconocer el resultado y levantarse en armas. Roca tuvo que aplastar esa rebelión. Fue
Recordemos entonces a Roca, el hombre que hizo efectiva la autoridad del Estado sobre todo el territorio nacional, un rasgo indispensable en la construcción de
Finalmente, recordemos también al Roca de la Campaña del Desierto. No son originales los iconoclastas de hoy. Ya les respondió en su momento Jorge Abelardo Ramos (1921-1994), historiador de la corriente de izquierda nacional, uno de los primeros en destacar el papel de Roca en la constitución del Estado nacional.
En su obra Revolución y contrarrevolución en la Argentina, Ramos pone la Campaña del Desierto en el contexto de la época, de una Argentina en el umbral de su desarrollo moderno y con fronteras todavía no del todo consolidadas:
“Las estancias vivían bajo el constante temor del malón, escribe. No había seguridad para los establecimientos de campo. La provincia misma carecía de límites precisos. En sus confines, a una noche de galope, se movía
Toda la estructura agraria del país en proceso de unificación exigía la eliminación de la frontera móvil nacida en la guerra del indio, la seguridad para los campos, la soberanía efectiva frente a los chilenos, la extensión del capitalismo hasta el Río Negro y los Andes. (...)
Las anomalías y fricciones con Chile obedecían en esa época a la presencia de esos pueblos nómades de Mapuches, que viniendo de Chile atravesaban los valles cordilleranos, mataban, saqueaban y robaban todo, y luego alimentaban con ganado de malón el comercio chileno del sur y suscitaban cuestiones de cancillería”.
En referencia a la campaña ordenada por el Presidente Nicolás Avellaneda, y cumplida por Roca, dice Ramos:
“Sería de una exageración deformante concebir otros métodos para
Recordemos a Roca sin las anteojeras del presente y ponderemos su rol con más rigor histórico y menos hipocresía.
Así, parafraseando a Poignant, podremos decir: “Argentina, amo tu historia”.
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