(cOsAsDiveRTIdAs:229132) Argentina, una empresa en problemas (politica)

 

Argentina, una empresa en problemas


Una comparación entre un país y una empresa permite llegar a conclusiones simples pero importantes. Si en lugar de habitantes los argentinos se consideran accionistas de la Argentina, tal vez estarían más preocupados de lo que acontece con el resultado de una inversión que no levanta cabeza y en la que hay que seguir poniendo dinero fresco, sí o sí.


"Cristina hoy está en su aislado mundo, donde ella es la reina, acosada de enemigos. Desde la Corte Suprema de Justicia, pasando por los empresarios que son culpables (según ella) de la inflación, los chacareros, hasta el golpista Jorge Lanata. Ella vive en guerra. El pueblo, aún fragmentado, la sufre. Cristina no atiende lo importante. Se desvive por lo que a ella le interesa, atesorar autoridad."

por JORGE HÉCTOR SANTOS
Twitter: @santosjorgeh

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Si consideramos al país como una empresa, los argentinos serían sus accionistas (cuyos aportes como tales los hacen a través del pago de impuestos y tributos de diferente índole) y los elegidos por el voto popular, serían los gerentes que están a cargo de la administración de la misma; cuyo mandato y reglas de gestión están determinados por la Constitución Nacional y las leyes.

Los representantes de los accionistas serían los diputados y senadores integrantes del Congreso; y los integrantes del Poder Judicial aquellos que velan por el cumplimiento de todas las reglamentaciones en vigencia e impartiendo sentencias.

La empresa "Argentina" es, entonces, gestionada por la Presidente y sus ministros quienes son los que tienen a cargo el Estado que es propiedad de los habitantes y, por lo tanto, tienen la obligación de ser honestos y de conseguir el mejor resultado posible -presente y futuro- para los "accionistas".

El gobierno que gestiona el Estado debe dar buena educación, salud, infraestructura vial, transporte público, viviendas, seguridad, calidad de vida, etc. para sus titulares.

Esa inmensa empresa debe atraer, con alta seguridad jurídica, la radicación de capitales que inviertan en el país y generen nuevas fuentes de ingresos para las arcas públicas y generación de puestos de trabajo.

Las normas de convivencia son indispensables que se respeten para lograr el funcionamiento de los derechos y obligaciones de todos los accionistas (ciudadanos). Para ello, el poder de las fuerzas y el uso de las mismas está reservado a quienes dirigen el Estado.

Los países que son mejores gobernados tienen mayores posibilidades que le vaya bien, que los que no lo son.

Es un requisito ineludible que la verdad de lo que acontece en la "empresa" de todos, la transparencia y la confiabilidad de los presupuestos y aplicación de partidas sean rendidos con la periodicidad y el orden necesario; porque se están manejando enormes sumas de dinero que pertenecen a la sociedad y así alcanzar lo mejor para la misma.

Explicado de esta forma sencilla , resulta aún más enloquecedor que en la Argentina, los dueños de la "empresa", los hombres y mujeres de estas tierras, hayan aceptado casi sin chistar:

-Que se hable hace diez años del relato; vale decir que -todos de una forma u otra- hayan aceptado que la mentira desplace a la verdad.

-Que los ministros que secundan a la Presidente sean lacayos de esta, por decisión de la huésped de Olivos.

-Que los diputados y senadores oficialistas acaten como palabra sagrada los caprichos de la dama de negro.

-Que los Kirchner hayan querido armar, con la farsa de "democratizar" la palabra, el monopolio de comunicación oficial, para que solo la ficción circule; y así la enorme corrupción no se investigue a través del ejercicio de la pisoteada y arrinconada libertad de prensa.

-Que buena parte de los jueces sean genuflexos a la Rosada.

-Que la inseguridad les haya enrejado la vida.

-Que la inflación los haya dejado nuevamente sin moneda.

-Que el cepo les haya quitado la posibilidad de tener la capacidad de ahorro a resguardo de una divisa con valor.

-Que la inseguridad jurídica que impone la presidente y su elenco estable, haga perder puestos de trabajo por la huída de inversores; mientras que nadie piensa en radicar una inversión en el país a pesar que en el mundo sobran los buscadores de lugares para las mismas.

-Que como nunca antes, el famoso viento de cola -que dibujó años de inmenso crecimiento- sopló a favor pero el resultado final es que:

-Las reservas alcanzan para pagar sólo siete meses de importaciones, el nivel más bajo en 17 años;

-Los pobres e indigentes crecieron;

-Los jóvenes que no estudian ni trabajan son cada día más;

-La desocupación entre los jóvenes llega al 20%;

-Los subsidiados actuales superan al menos en 30 puntos porcentuales a los existentes en los años 90;

-Existe un gigantesco agujero negro en materia de energía;

-Los jubilados actuales pasan penurias y los futuros difícilmente puedan percibir tan siquiera tan magra retribución;

-La Cámpora y el narcotráfico se hayan insertado en las estructuras del Estado;

-El Estado se haya agigantado en cantidad de empresas deficitarias y en enorme cantidad de empleados;

-En los tres últimos años se haya duplicado la cantidad de gente que duerme en las calles;

-En la herencia K habrá que contar la deuda no reconocida a tenedores de bonos que se ajustan por el INDEC, durante el largo tiempo de las cifras truchas;

-La cantidad de muertos por la corrupción entre Cromañon, Once y las inundaciones de La Plata sean escalofriantes;

-A 73.000 ascienden los muertos por rutas obsoletas no mejoradas en su mayor parte a los largo de estos años, y por falta de educación vial.

-Uno de cada dos alumnos que comienzan la secundaria no la terminan;

-El adoctrinamiento de La Cámpora en universidades y escuelas.

Vale preguntar, entonces:

¿Esto es lo que votaron los argentinos que lo hicieron por Cristina Kirchner?

¿Votaron para que la presidente con su "Vamos por todo" aniquile la democracia queriendo hacerse dueña de los tres poderes del Estado y pulverizando la República?

¿Este es el resultado que esperaban de la década mal llamada "ganada" cuando en realidad ha sido vaciado el país económica, financiera y moralmente?

¿La Argentina soñada por lo próceres que la hicieron grande… es esta que se parece a Venezuela?

¿Esto votaron y aplauden los que se dicen fanáticos de Cristina?

El enojo de la Presidente

Mucho se habla que la primera mandataria se enoja y tiene ataques de furia.

Sinceramente, no son estos estados mencionados los habituales en la viuda de Kirchner.

Cuando a sus caprichos se le pone una valla, ella dispara contra un enemigo. Ella vive detectando enemigos. El enemigo habita en ella.

Siempre luce indignada, crispada; más cuando las cosas por las que va –poder y dinero-se le presentan esquivas.

Ella sembró odio, dividió a los argentinos, alimentó rencores, cultivó enemigos. ¿Qué otra cosa de semejante atrocidad puede cosechar?

Se dice que Cristina Fernández sabe que más del 60% de los argentinos participantes de una encuesta consideran su mandato como el gobierno más corrupto de la historia. Además, sus aspiraciones para controlar la justicia y así enterrar en la más absoluta impunidad todo los robos de dineros públicos, en cuestión de pocos días más quedarán definitivamente enterrados.

¡Cómo para que la madre de Máximo y Florencia no esté malhumorada!

Que ella trate de soslayar el tema de las investigaciones de "Periodismo Para Todos" con su silencio y la rebeldía de poner un partido de fútbol para que menos gente mire el programa de Jorge Lanata, no solo dice de su desesperación, sino que aumentan las sospechas que Lázaro Báez es Néstor Kirchner y por lo tanto, es Cristina.

A este panorama que la coloca a la presidente entre la espada y la pared, mucho más que en el tema ex Ciccone, hay que sumarle el informe de más de 500 fojas demoledoras del fiscal Alberto Nisman, sobre el atentado a la Amia.

Cristina hoy está en su aislado mundo, donde ella es la reina, acosada de enemigos. Desde la Corte Suprema de Justicia, pasando por los empresarios que son culpables (según ella) de la inflación, los chacareros, hasta el golpista Jorge Lanata.

Ella vive en guerra. El pueblo, aún fragmentado, la sufre. Cristina no atiende lo importante. Se desvive por lo que a ella le interesa, atesorar autoridad.

Tan lejos llega, que no solo no quiere tener a Cristóbal Colón en el predio de la Rosada; sino que no se "banca" las mediciones de IBOPE, las reconocidas no solo en Argentina por todos, sino en todo el continente.

Cristina quiere su medidora de TV propia que la ponga triunfadora en todos sus desvaríos.

Más allá de las vinculaciones con Cristóbal López, el empleado bancario que en diez años pasó a ser multimillonario y a manejarse con bancos reservados para elites en Suiza y con un montón de empresas en paraísos fiscales; surgió también lavado de dinero K vinculado a pases de futbolistas, a través de la empresa Vansomatic.

En una investigación del fiscal José María Campagnoli, surgió el nombre de Helvetic Services Group, una empresa suiza, que le quitó "La Rosadita" a Federico Elaskar.

Helvetic Services Group creó 148 empresas a través de Aldyne Limitada que tiene sede en las islas Seychelles, catalogadas internacionalmente como un paraíso fiscal.

Las islas Seychelles son justamente las que Cristina Fernández, sin misión oficial alguna visitó durante dos días en marzo de este año. Dicen que las casualidades no existen.

Una de esas empresas vinculadas a Helvetic es Vansomatic SA, que transfiere jugadores de fútbol tanto en Argentina, Uruguay como Perú.

El Papa Francisco

Si la casualidad no existe, el Papa Francisco, parece que cada día lima más fino el presente argentino.

A tal punto es cierto esto, que Francisco durante el oficio de una misa señaló, como acuñado para nuestra realidad:

"Con palabras suaves, bonitas, demasiado dulzonas los corruptos intentan presentarse como amigos, pero todo es falso, ya que esa gente no ama la verdad, sólo a sí mismos, e intentan engañar, implicar al otro en su mentira. Tienen un corazón mentiroso y no pueden decir la verdad".

"El lenguaje de los corruptos es la hipocresía".

"Nos gusta que se digan cosas bonitas de nosotros", hay que tener cuidado, "ya que los corruptos lo saben y con ese lenguaje intentan debilitarnos".

"Los hipócritas comienzan con la lisonja, la adulación y acaban acusando a los que han adulado".

La hipocresía

Mientras la jefa del Estado nos señala que para conocer la pobreza hay que visitar Haití:

En Argentina algo más de la mitad de la población de entre 18 y 24 años - 2,5 millones de jóvenes- tiene problemas de inserción social, ya sea porque son personas que no estudian ni tienen empleo, porque buscan trabajo y no lo encuentran, o porque disponen de una ocupación, precaria o informal.

Y, el presidente de Cáritas Argentina y obispo de San Isidro, Oscar Ojea, señaló:

"Debemos admitir que en el país hay pobreza y no minimizarla, reconocer que hay bolsones de necesidad extrema y que la Argentina es uno de los países con mayor inequidad social de América Latina".

"En Cáritas estamos percibiendo un aumento de las necesidades, hay mucha demanda en nuestros comedores".

"En Cáritas nos estamos preguntando qué hacer ante estas nuevas realidades porque hasta hace algunos años los padres venían a pedirnos un plato de comida para sus hijos y ahora viene la abuelita a decirnos que no sabe qué hacer ante el hecho de que sus nietos le roban para consumir droga".

En conclusión:

Las necesidades de la empresa llamada Argentina está muy distantes de su administradora Cristina Fernández, quién está ocupada con el monumento a Cristóbal Colón y su reemplazo por el de Juana Azurduy.

Es de esperar que los argentinos en general no sean como lo porteños, para quienes si la economía funciona, la corrupción no sería un real problema, y por lo tanto, al menos en gran parte de Capital Federal, el fútbol le ganaría a "Periodismo para Todos", sin necesidad de crear un IBOPE falso, como pretende la presidente.





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